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No quiero que nadie confunda esto con muchos de los otros blogs que hay que invitan a que uno quiera ser anoréxico o bulímico. Yo solo intento contar lo que no he podido contarle a nadie. Todo el mundo te juzga hagas lo que hagas, y preferiría poder desahogarme en un lugar donde pudiera ser yo misma sin necesidad de temer a cambio unos comentarios críticos del resto de la gente.
No creo que yo sea capaz de atraer a alguien al mundo de Ana y Mia, pero en el caso de que suceda, lo lamento, pues no era mi intención. Solo intento demostrar que esto puede parecer atractivo para gente descontenta con su cuerpo visto desde un punto de vista externo, pero si lo vives en primera persona, las cosas cambian.

No dejes que se apodere de ti.

No dejes que se apodere de ti.
Tú vales más que una imagen.

viernes, 24 de diciembre de 2010


Feliz Navidad a todo el mundo.

Porque la navidad no se basa en los polvorones o el turrón.

Deja de contar calorías, date un capricho, disfruta con la familia y suelta la carcajada de felicidad más larga que hayas soltado en tu vida.

sábado, 18 de diciembre de 2010

No tengo tiempo. La verdad es que ya no escribo prácticamente nada, pero es que estoy casi todo el tiempo en el hospital o durmiendo, para qué mentir. Los psicólogos me permiten solo una hora de ordenador.
Sin embargo, leo los comentarios y pienso.
Ahora me gustaría saber qué le ha pasado a otra gente. Por qué comenzaron a adelgazar.
Y me gustaría que alguien pusiera su historia. Esta es la mía:

Yo ya llevaba 2 años empezando a odiarme. Dos años en los que fingí que todo iba perfectamente. Se guarda todo el sufrimiento en una cajita del subconsciente... que acaba estallando. Y estalla hacia la comida.
Fue por culpa del imbécil que dijo que estaba gorda.
Pero sinceramente, ahora me veo fea, gorda, estúpida, ingenua, borde... me veo horriblemente mal en todos los sentidos. Y todo porque he estado creyéndome todos los insultos que me decían. He estado soportando demasiado dolor que he acabado compensando con hambre.
La verdad es que me gustaría explicarlo con más detalle. Pero no tengo tiempo, como ya he dicho.

Un psicólogo dijo que las chicas que no han tenido un problema antes de empezar a adelgazar (y cuando digo problema, hablo de uno gordo), no se ven gordas cuando no lo están.
Reflexionad sobre ello y por favor, decid que es lo que ha podido pasaros a vosotras.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Hace un tiempo alguien escribió un comentario pidiendo que intentara escribir algo que no tuviera nada que ver con la anorexia y la bulimia.
Pues eso... la verdad es que me hizo pensar. Y aquí dejo el resultado.
Espero que os guste.
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Él corre hacia el bosque. Es un lugar sombrío en el que hace tiempo que nadie se atreve a entrar. Emana un aura oscura de sombras y sólo su mera visión hace que un escalofrío ronde por el cuerpo. Está lleno de árboles de color marrón putrefacción y hojas secas. La luz solar se pierde entre las ramas de la muerta vegetación y no roza la tierra. Es tenebroso, pero a él no le importa. Algo le está llamando.Sus largos pasos atraviesan la hierba del prado. Algunas flores mueren a sus pies aplastadas, algunos insectos alzan el vuelo molestos por el movimiento, algunas personas que pasaban por allí se le quedan mirando, atónitas por el destino al que se dirige. Pero él no se percata de nada. Solamente es capaz de pensar en la necesidad que siente de ir hacia ese inhóspito lugar.Las plantas se marchitan conforme se acerca. Una neblina nace poco a poco y va impidiendo la perfecta visión, pero no teme extraviarse. Sabe perfectamente cuál es el camino a pesar de no haberlo tomado nunca. Algo le está llamando.Comienzan a aparecer troncos de árboles decorados con enredaderas y zarzas que se clavan en su piel hasta que brote sangre. Se ha adentrado en el bosque. Es probable que no salga ileso de un sitio como aquel. Es probable que no logre salir de allí.La niebla es ahora casi palpable, de un color más cercano al negro que al blanco, que le deja a ciegas completamente. Choca, cae, se golpea, pero siempre continúa sin lamentarse. Algo le está llamando.Tajos abren su piel y su ropa, barro se acumula en sus zapatos y los bajos de sus pantalones, el pelo castaño se le ensucia y sus ojos se cierran porque el ambiente parece tóxico y los hace llorar. Corre, esquiva los pocos obstáculos que ve venir y tropieza o arrolla los otros tantos que le pillan desprevenido. Ramas que bloquean su camino intentan agarrarle para que no pueda avanzar. Piedras que hacen que se derrumbe y nazcan más heridas en su cuerpo. Charcos que resbalan y hunden sus piernas para dificultar su paso. Pero no son suficiente para pararlo. Algo. Algo le está llamando. Y tiene que acudir. Sabe que no son imaginaciones suyas, sabe que está a punto de cambiarle la vida. Sabe que será la solución de sus problemas, que por ello merecerá la pena cualquier sacrificio.Pero llega un momento en el que tropieza y no consigue levantarse. Tiene moretones, cortes, por todo el cuerpo. Sus pulmones están encogidos y agotados, e intentan hacerse con el aire que necesitan con una respiración acelerada. Puede notar todo el contenido que su corazón bombea a través de sus venas. Tiene la garganta helada y con un regusto a sangre desagradable. Le duelen los huesos.Él oye algo. Algo que se aproxima. Abre los ojos castaños aun conociendo la existencia de la ponzoñosa niebla e intenta incorporarse. Tras varios intentos, lo logra con la ayuda de un árbol cercano del que no puede soltarse porque caerá.Escucha como el sonido de unas pisadas se acerca cada vez más. Podría ser cualquier cosa, cualquier animal hambriento decidido a matarlo. Pero por alguna razón, él sabe que no es nada que se le asemeje. Logra ver mejor por momentos, bien porque sus ojos se acostumbran a la presencia del aire envenenado o porque está desapareciendo. Distingue todo lo que hay a su alrededor: el suelo húmedo y pantanoso, los torcidos troncos cuyas copas no deja ver la oscuridad, numerosos arbustos de bayas comestibles… Y una sombra que camina hacia él.Es demasiado grande para ser cualquier ser salvaje conocido, y demasiado pequeña para un hombre. Algo… algo que le llama. En la penumbra aparece. Una chica de su misma edad, igual de débil que él. Su vestido negro ha acabado tan mal o peor que sus propios ropajes, sus piernas han sido víctimas de los cuchillos de los árboles. Y a pesar de que su cuerpo ha sido maltratado, su mirada verde sigue viva, un fuego que arde entre las cenizas. Sonríe. Le duelen todos los músculos al hacerlo, pero él le sonríe.
Ella le llamaba.Ella era lo que estaba buscando

domingo, 21 de noviembre de 2010

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Hace mucho que no escribo. ¿Que por qué? Ingreso voluntario.
Pero no quiero hablar de eso.
Me gustaría ser positiva. Un poco otra vez.

Me gustaría recordar que esto es como el vuelo de un pájaro. Hay que lanzarse para poder saber si puedes o no volar. Si puedes o no conseguirlo.
Hay pájaros que caen de sus nidos. Pero yo he visto infinitos más volando.

Me gustaría decir que esto te envenena por dentro, y aquel que pueda detenerse, que lo haga. Con cada latido, con cada ayuno, esto se hace más fuerte.
Sin embargo, no es más que una voz. Realmente, lo que tú estás haciendo es obedecer órdenes, hundirte por insultos, o tener en cuenta cosas que una vocecita dice en tu mente. Somos nosotras quienes nos autodestruimos por un bicho que vive en nuestro subconsciente.
Pero ese bicho es como el sonido. Puede ser más o menos fuerte. No podemos subir o bajar el volumen a nuestras anchas, pero podemos ignorar poco a poco lo que dice.
Al fin y al cabo, no es más que ruido. Un ruido que es tan insignificante que nos necesita para existir. Un ruido al que no voy a dejar vivir dentro de mi cabeza.
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COSAS QUE ME VOY A PERDER SI CAIGO EN ESTO:
  • Casarme.
  • Encontrar trabajo.
  • Ir de cena a un restaurante romántico con esa persona.
  • Tener hijos.
  • Ser anciana y ver todo lo que he vivido.
  • Estar orgullosa de ser yo y de lo que he hecho.
  • Comerme la tarta de mi 18 cumpleaños sin remordimientos.
  • Comprarme mi propio piso.
  • Pelearme con mi novio por el modelo o color de coche.
  • Mirarme al espejo nada más levantarme y, a pesar de tener unas pintas horribles, pensar que soy la más bonita del universo.
  • Ver como mi hermano se gradua.
  • Encontrar un trébol de cuatro hojas.
  • Ver una puesta de sol en la playa en mi luna de miel.
  • Comprarme un peluche gigante.
  • Llenar la pared de mi habitación de cosas, tantas cosas que no se sepa de qué color está pintada.

Tantas tonterías me quedan por hacer... que me planteo si merece la pena quitarme la oportunidad de poder realizarlas.

Soy demasiado jóven aún. Y probablemente, tú también lo seas.

viernes, 15 de octubre de 2010

sueños




últimamente he estado bastante mal.


Así que se lo he vuelto a pedir a mi psicóloga. Le he dicho que no puedo más, que siento como no me recupero en absoluto. Y Belén me ha prometido hablar con el psiquiatra para ver si me pueden ingresar. Más o menos me ha contado de qué va eso, pero si alguna lo conoce con detalles, me gustaría que me ayudara.


Belén ha dicho que serían unos 30/40 días, aunque claro, todo depende de la persona. Habrá quienes necesiten más tiempo y habrá quienes no les haga falta esperar mucho.


Se hacen actividades. Hay clases. Hay terapias. Hay horarios para comidas y duchas. Hay un tiempo para relacionarse.


Creo que es de las mejores cosas que podría hacer.


Porque lo único que siento es que me pudro por dentro mientras engordo por fuera.


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La anorexia se basa en las mentiras. En fingir que no sucede nada. En fingir que estás bien. Engañamos tanto a los demás que acabamos engañándonos a nosotras mismas y nos creemos que matarnos de hambre es lo mejor para nosotras.




  • ¿qué harás cuando la gente vea cortes en tu piel?


  • ¿qué harás cuando te pillen llorar desconsoladamente por haber engordado?


  • ¿qué harás cuando ya no puedas adelgazar más?


  • ¿qué harás cuando te pregunten si te ocurre algo, si tienes cáncer o alguna otra enfermedad?


  • ¿qué harás cuando sigas viéndote igual de gorda con diez kilos menos que con diez kilos más?


No importa cuál sea tu respuesta a esas preguntas. Siempre será algo lejano a la realidad. Tejes tu mundo ideal, donde puedes perder tanto peso hasta ser más ligera que una pequeña pluma. Y todo es perfecto... hasta que te chocas de bruces contra la realidad.



martes, 12 de octubre de 2010

NECESITO AYUDA

No sé qué hacer. Estoy completamente desesperada. He vuelto a caer en las garras de la anorexia. Y no he luchado para impedírselo.
Me rindo.

Necesito apoyo, pero nadie contesta desde hace semanas. A veces me planteo el hecho de anunciar mi blog en el tuenti o algún tipo de red social para poder hablar con más gente como yo.
Porque necesito a alguien que me comprenda cuando digo que me corto porque me lo merezco, porque soy una inútil. Necesito a alguien que entienda qué es volver a vomitar. Necesito a alguien. A cualquiera que me escuche.

... nunca me he planteado tanto el suicidio.

lunes, 11 de octubre de 2010

Quiero gritar lo que soy, que todo el mundo me entienda, que dejen que sea como yo quiera. Que dejen de llamarme enferma y deprimida, aunque sea verdad. Ya sé que tengo una enfermedad. Ya sé que tengo depresión. ¿Tan duro es pedir que no me lo recuerden?

Me odio. Odio mi debilidad. Odio la falta de concentración. Odio las cuentas de calorías que hay siempre en mi cabeza. Odio el vómito que echo a veces porque quiero estar vacía. Odio no querer curarme.

Sólo hay dos cosas que me hacen sentir mejor. Hacerme daño físico y no comer.

Necesito ayuda. Necesito ánimos. Necesito que alguien diga en alta voz que voy a recuperarme.
Pero sólo hay silencio.

jueves, 7 de octubre de 2010

MORIRMORIRMORIRMORIRMORIRMORIRMORIR

Me han subido la dosis de antidepresivos.
Será por algo.

No estoy triste, pero no puedo estar contenta.
Esto es una felicidad sintética creada por pastillas.


No, ni siquiera.

Esto no llega a ser felicidad. Es un mero estado neutro, una inercia.
Un estar y no sentir.

Una caída sin frenos.
La mirada de los ojos de la muerte.
Una manzana podrida.
La última bocanada de aire antes de ahogarse.

Sí, eso es. Me ahogo.
Me ahogo en mi propio obeso cuerpo.


Los demás me engordan hasta que no pueda respirar, hasta que todos y cada uno de mis hermosos huesos queden ocultos bajo la piel.
Siento como recaigo. Como la anorexia vuelve a atraparme entre sus finas garras.


Siento que todo lo que hago está mal.


Viernes: hospital.
Miércoles: psicólogo.
Viernes: hospital.
Miércoles: psicólogo.
Viernes: hospital.
Miércoles: psicólogo.

Una rutina. Un intento de transformarme en alguien normal.

Mañana: hospital.
Pastillas. Tranquilizantes. Blanco.

Caigo. Caigo. Caigo. Caigo. Caigo.

No quiero vivir entre calmantes y antidepresivos.

Caigo. Caigo. Caigo. Caigo. Caigo.

No quiero vivir entre calorías.

Caigo. Caigo. Caigo. Caigo. Caigo.

No quiero vivir.

jueves, 30 de septiembre de 2010

:(

Hace mucho tiempo que no escribo nada.
También hacía mucho tiempo que yo no vomitaba. Y ayer lo hice.

Me siento peor. Sé que siempre pongo lo mismo: que es complicado salir, que no logro mejorar. Pero es la pura verdad.
Soy un fantasma. Una sombra. Una simple y despreciable sombra.
Muero lentamente. Caigo desde las alturas.
No avanzo hacia delante. Sólo me dejo llevar.

Necesito una razón para no matarme.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Felicidad

Me sorprende la forma con la que mi forma de pensar ha evolucionado durante todo este tiempo. En junio, cuando yo leía esos blogs con tips, e incluso seguía alguno. Y ahora, que cierro los ojos con fuerza y deseo no haberlos visto nunca.
Yo sólo fui una de esas que se dejaron arrastrar por las demás. Que esperó a ver qué sucedía. Y por culpa de quedarme mirando como esta enfermedad me comía por dentro y no actuar, estoy ahora donde estoy, y me va a costar muchísimo más volver a ser la de antes. Bueno, la de antes no, porque creo que nunca podré ser la misma, pero al menos, alguien con libertad a la hora de pensar.
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Ayer le confesé a un amigo que llevaba un blog. Confío en él completamente. Ha sido quien ha visto también como iba cayendo en las garras de la anorexia, y que me decía continuamente que estaba bien, que no necesitaba adelgazar... y yo no le hacía caso. Porque es difícil creerte lo que dicen los demás cuando tu piensas algo completamente opuesto. Algo que me gusta de él es que acepta como soy. Tengo otros amigos que me quieren, pero que no soportan esta cara de mí. Que les entran ganas de arrancarme la cabeza cuando se enteran de lo que he hecho, de que estaba matándome a mí misma por la imagen. Pero él me respeta.
Es complicado encontrar a gente así, pero una vez lo has hecho, sabes que merece la pena, que no te van a abandonar por mucho daño que les hagas. Son unas de las cosas que hacen que salir de esto sea más sencillo.
Así que en lugar de dar trucos para adelgazar, prefiero dar consejos para salir de la anorexia. No creo ser quien para hacerlo, pues ni soy una experta en el tema ni he conseguido escapar de ella. Pero puedo comentar lo que yo creo que me ayuda a sentirme viva, en lugar de vacía como la enfermedad hacía (y desgraciadamente, hace) que me sienta.

Me rodeo de ése tipo de personas, que todas saben mi problema y que dan su opinión cuando se la pido, y que cuando estoy mal, me intentan dar razones para seguir adelante. Personas que no me traicionarían aunque fuera un monstruo.
Procuro cuidarme. Cosas como ponerme cremas para quitarme espinillas, depilarme para tener las piernas bonitas, escoger ropa que me siente bien... algo que me sucedía muchísimo antes era que me olvidaba de todos esos detalles. A veces estaba tan hundida por verme gorda que no pensaba que quizás estaría mejor si me lavara el pelo y me lo desenredase, si me cortara las uñas y las pintara en lugar de mordérmelas. Esas cosas que puede que no se noten mucho por si solas, pero que pueden hacerte sentir mucho mejor todas juntas, porque pueden hacer que te veas radiante. Quizás gorda, pero radiante al fin y al cabo.
Intento no perder las ganas de hacer cosas. Antes me sucedía muchísimo más. Nunca tenía ganas de nada, ni siquiera de cosas que le divierten a la mayoría de la gente, como verse con los amigos en el cine, o jugar a la consola, ver mis series favoritas... Ahora intento obligarme un poco a hacerlas. Si mi amiga me llama y dice que quiere quedar conmigo, yo digo que sí aunque no me apetezca, porque sé que eso hará que me olvide un rato del peso y acabaré pasándomelo bien con ella. Nunca hay que dejar que se pierdan las ganas de vivir.
Me doy caprichos. Cuando me gusta algo, me lo compro. Soy más feliz así. Y me importa un bledo si el resto de la gente piensa que esa camiseta que tengo desde el otro día es horrible, porque a mí me gusta y eso es suficiente para mí. Hay que ser algo egoísta y dejar que la gente piense lo que le dé la real gana pero sin llegar a hacerles caso. ¿Qué más dará si ese color está pasado de moda? ¿Si ese peluche parece un feto? A mí me gusta, y lo que tú creas está lejos de influir en mi opinión.
Puede que lo más importante sea reconocer que tengas un problema. Y proponerse solucionarlo. Pero no de la manera dócil con la que lo intento resolver yo, sino queriendo hacerlo. Esforzarse al máximo para expulsar esos pensamientos malos de la cabeza.

Con esto he querido decir que una no ha de deprimirse. Claro, todos tenemos algún día en el que no estamos bien y nos hemos levantado con el pie izquierdo, no importa. Hay que tener días malos para saber apreciar los buenos.
Pero esta enfermedad no se vence con pastillas. Ni con dietas. Ni perdiendo o ganando peso.
Se vence queriéndose a una misma, mimándose, y, sobre todo, con una sonrisa.

:) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) Así que sonríe :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :)

viernes, 17 de septiembre de 2010

"El suicidio es la acción cobarde que solo realizan los valientes"

Me siento muy pequeña en este mundo. Como si el resto de cosas fueran gigantes y me hicieran sombra continuamente. Además, me noto muy joven. No sé cuántos años tendréis vosotros, pero yo no llego a los 18. No diré exactamente mi edad igual que no pongo en realidad mi verdadero nombre, pero me parece muy triste que sin llegar a ser mayor de edad ya esté tomando antidepresivos, tranquilizantes y hierro para la anemia. Además visito el hospital muy de cuando en cuando... cualquiera diría que soy una abuela en lugar de una adolescente.
A veces es bonito ser así de chiquitita. Las cosas se ven mejor, te fijas más en los detalles y las contemplas con mayor admiración ahora que las obserbas con detenimiento. Puede que sea algo complicado de explicar con esa metáfora, pero me refiero sobre todo a que, después de haberlo visto todo negro, quizás verlo todo "gris" me parece el paraíso. Ahora veo la belleza en todas partes. Desde en una simple hoja hasta una diaria puesta de sol. Claro está, en todas partes menos en mi propio reflejo.

Hoy leí en el libro de una asignatura mía que mi cumpleaños cae en el día de prevención del suicidio. 10 de septiembre. Ayer publiqué una entrada algo deprimente.
No quiero promocionar la muerte voluntaria, ni mucho menos. Comprendo que algunas personas decidan llevar su vida al fin. Hay algunas que no soportan el sufrimiento y no pueden luchar contra esto.
Hay que ser fuerte y vencer la anorexia. Porque no es otra cosa que una guerra contra una misma. No es nada más que un laberinto del que cuesta escapar. Pero cuando salgamos de él, lo veremos todo más bello. En mi opinión, valoraremos más nuestro cuerpo después de haberlo despreciado tanto y aprendido a querernos tal como somos. No nos fijaremos en esos pocos kilos de más que ahora pueden parecer llamativos. Haremos como que no hemos visto esas espinillas, granos, moretones, o cualquier otro defecto, porque nos dará igual. ¿Para qué mirar los fallos si tenemos virtudes? Vale, a lo mejor no somos tan altas como las famosas, a lo mejor no tenemos unos ojos vistosos y hermosos, a lo mejor tenemos unos huesos anchos... pero ¿qué más dará? Una debería sentirse orgullosa de ser ella misma, porque no hay nadie más igual.
A todas vosotras o vosotros, os animo a que sigáis peleando por ser libres de estas cadenas. Somos humanos y cometemos errores, cierto, y haberse preocupado tanto por la imagen es uno de ellos, pero aprendemos a no volver a cometerlos. No hay que tirar la toalla nunca, por muy atractiva que pueda ser esa idea.
Vamos a vencer a esta enfermedad, aunque nos cueste todo el esfuerzo del mundo.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Morir

La manera más sencilla es terminarlo todo de golpe. No sólo hay dos caminos, ingresar o aguantar. Está la tercera opción, la más definitiva de todas.
Luchar contra esta enfermedad nos va a fortalecer. Va a enseñarnos, por decirlo de alguna manera, a no fijarnos tanto en lo externo y centrarnos más en cómo son las cosas por dentro. El verdadero problema es que esto sólo pasa si consigues ganar la batalla contra la anorexia. Creo recordar que era el 60% de gente el que la superaba. Es la mayoría, pero casi la mitad, y sigue siendo probable no ser de los que acaban bien. El resto padecerán esto hasta el resto de sus días o morirán.
Sólo es un porcentaje, pero era una manera de introducir lo que quería decir. ¿Merece la pena seguir existiendo si no eres feliz? ¿Si estás todo el tiempo deprimida porque no te consigues ver bien en el maldito espejo?

No voy a mejor. De hecho, cada vez estoy peor. Me siento más gorda por momentos, y por lo tanto, más desgraciada. Ojalá no me sintiera peor por cada kilo que gano, pero es así, es una parte de mí de la que me avergüenzo, pero cuya existencia no puedo negar.
Y creo que cada vez ocupa más parte de mi mente. A veces me he llegado a agobiar por el mero hecho de no poder pensar en otra cosa. A veces he pensado en suicidarme.
Pienso en todo lo que dejaré a atrás si lo hago. Mi novio acabaría destrozado, como mis amigas y familiares. Pero quizás es la única manera de que pueda liberarme de este problema, de esa voz que me critica cuando ve mi reflejo.
¿Merecería la pena ser del 30% que cronifica la enfermedad? ¿Merecería la pena?
Me siento sola, rara y fuera de lugar. Es como si hubiera sido un ángel y hubiese vivido en el cielo durante muchos años y de repente me hubieran cortado las alas y me hubieran mandado al infierno.Estoy en una habitación cuadrada, y las paredes se mueven hacia mí, dejándome cada vez menos espacio.
¿Podré escapar de este lugar antes de que me aplasten sus cimientos?

domingo, 12 de septiembre de 2010

Despertar

Hace bastante tiempo que no escribo ni doy señales de vida. La verdad es que no creo que pueda volver a escribir tan frecuentemente como antes, pues ha empezado el curso y a partir de ahora estaré más ocupada entre estudios, proyectos y ese tipo de cosas. Quizá me sirvan para mantener mi mente ocupada y pensar menos en el peso.
Hoy quería hablar de algunas cosillas... Para empezar, mi psicóloga, Belén, confía en mí. Cree que no necesitaré ingresarme para recuperarme. Por eso me dijo que no lo haría aquel día. Tal vez la mejor forma, pero también la más dura, es vencer a la anorexia por uno mismo. Poder decir en el futuro que TÚ ganaste esa batalla. A lo mejor necesitaste algo de medicación para que fuera más sencillo, pero no fueron unas pastillas las que consiguieron que todo se acabara y volvieras a ser la de antes. Me gustaría poder decir eso en el futuro, así que no pienso rendirme.

Lo siguiente es que he leído que hubo una persona que leyó mi blog y dijo que la ayudé a reflexionar sobre la imagen. Y se dio cuenta de que no era lo más importante. El único fin por el que comencé a escribir esto fue por egoísmo, por poder decir lo que pensaba sin necesidad de que nadie en especial me prestara atención. Me sentí muy sola y única. Quiero decir, sabía perfectamente que no era la única que quería salir de esto, pero me sentía diferente del resto. Porque al leer varios blogs de otras personas, veía que APOYABAN la anorexia. Porque vi un foro en el que persona QUERÍAN ser anoréxicas. Y eso me hizo reflexionar tanto... Llegó un momento en el que incluso pensé que nadie querría librarse de esta enfermedad. Suponía que habría alguien como yo, pero nunca había oído hablar de nadie, así que tenía la sensación de que era un bicho raro.
Pero unos meses después, vi que había gente que leía esto. Había quienes me escuchaban, y por eso, sentí como alguna gente me apoyaba. No sé si lo he hecho alguna vez, pero quería daros las gracias. Me gusta leer lo que pensais y saber que no estoy sola en esto. Sois un gran apoyo, aunque no os conozca de nada, y a algunas incluso ni siquiera tenga oportunidad de verlas en persona, aunque sea cruzarnos por la calle, porque vivimos muy lejos. Pero muchas gracias.
Y si encima, al escribir ayudo a la gente... pues merece la pena hacerlo.
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También, durante estos días, he reflexionado sobre esta desgracia que hace que nos autodestruyamos.
Hace un tiempo, cuando oía hablar de personas anoréxicas, sentía desprecio. Por ejemplo, casi todos los años, en verano dicen un porcentaje de personas que han cogido esta enfermedad por culpa de la llamada operación bikini. Me parecía que esas chicas querían ser así. Elegían tener ese aspecto escuálido y no comer.
Ahora puedo llegar a comprenderlo perfectamente. Esto no es algo que se pueda escoger. A veces ni siquiera te das cuenta. Entra poco a poco dentro de tu mente, de una manera discreta. Una solo quiere ser más guapa y acaba por verse más fea hasta alcanzar una obsesión patológica con la belleza. Y cuanto más obsesionada estés, más serán los defectos que encuentres en tu físico. Me parece muy triste el hecho de que, por intentar estar mejor, acabes peor.
He meditado los motivos por los que una persona puede plantearse bajar de peso. Hay muchos y muy distintos entre sí. No sé en el vuestro, pero en el mi caso, un chico me dijo en una ocasión que tenía el culo gordo. Y a partir de ese momento, empecé a mirarme todos los días en el espejo y a prometerme a mí misma que en cuanto pudiera me libraría de esos kilos de más. También influyó otra cosa. Cuando iba al instituto, teníamos una clase de natación. Y, como es lógico, debíamos ponernos el bañador. Digamos que con un bañador puesto puedes apreciar sin dificultad si una persona está gorda o está delgada. Y todas las niñas que iban a mi clase de natación estaban delgadas. A su lado yo parecía un enorme barril. La moda. Esa también es culpable, por poner como ideal de belleza a personas altas y estrechas. Yo siempre he tenido ese sueño tonto de ser modelo. Ese sueño imposible debido a mis escasos 160 centímetros. Me hubiera encantado aparecer en la televisión con vestidos estrafalarios caminando por una pasarela. Y no solo se interponía entre mí y mi sueño mi poca estatura, sino mi gordura. Si no podía ser igual de alta que esas modelos, al menos sería igual de delgada.
Yo creo que hay un montón de factores que nos hacen caer en esto. Las que más duelen son las burlas de los demás. Queremos que todo el mundo nos vea bien, queremos ser deseadas por los chicos. Y si estás gorda, no puedes.
Le doy ánimos a todas esas personas que han tenido que soportar comentarios atacantes sobre el físico de otros, a esas que han sentido envidia de la gente de la televisión o las revistas, a esas que no se sienten a gusto con su cuerpo. Cada uno es de una manera distinta. Y eso es algo que, seas gordo, flaco, guapo o feo, te hace único.
Prefiero ser yo misma a otra copia más. ¿Porque unos digan que las delgadas son más guapas, vamos a tener que serlo? ¿y si la gente, en lugar de ver bien lo de ser delgado, le gustara llevar un pollo en la cabeza? ¿lo llevaríamos? Antes estaba bien visto estar gorda porque significaba que tenías riquezas, y que podías comer. Nosotros podemos comer, hay gente que se muere por desnutrición, y ¿qué hacemos nosotros? Vomitar esa comida que otros no pueden poseer.
No quiero que creais que estoy atacando a la gente anoréxica. Yo misma he hecho todas estas cosas. Me he dejado engañar por la imagen.
Pero no quiero que más gente lo haga. No quiero que empecéis a pesaros todos los días, como lo hacía yo; o a dejar de comer, como lo hacía yo; o a provocar vómito para no engordar, como lo hacía yo. Intento dar razones para, las que aún están a tiempo de echarse atrás, lo hagan.
Otras no tenemos elección y tenemos que luchar contra esto porque es demasiado tarde.

viernes, 27 de agosto de 2010

Lo siento, pero no me han ingresado.

Y no ha sido por no querer.
Sé que algunas de vosotras piensan que ingresé en el hospital, pero prefiero aclarar esta "mentira" antes de nada. No quiero que penseis que os he engañado, porque el día que fui al hospital, tenía todas las intenciones del mundo de ingresar. Quiero hacer desaparecer esa parte de mí de una vez por todas, y si después tengo que estudiar, pues estudio, y si después me cuesta volver a la vida normal, pues me cuesta, pero ya no tendré el bicho en la cabeza diciéndome cosas extrañas...
Llegué al hospital, como os iba diciendo, y esperé un poco para hablar con la psicóloga. Me pesaron como todos los días, y aguardé en la sala de espera. Después de una media hora, vino la psicóloga.
La verdad es que ella cambió completamente el estereotipo de psicólogo que tenía. Se llama Belén. Es muy agradable. Cuando hablo con ella, me da la sensación de que para ella no soy un paciente más, sino una amiga. Me cae muy bien. Parece preocuparse por mí. Hay otros psiquiatras con los que he hablado, pero ninguno es como ella.
En fin, se acercó a hablar conmigo. Empezamos a conversar. Y hubo un momento en el que me preguntó: "¿has pensado alguna vez en ingresar?" y yo le respondí "Sí." Se quedó pensativa durante un momento y dijo con una sonrisa: "quizá más adelante".
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No entiendo sus razones para decirme aquello. Yo quería permanecer en el hospital, pero ella, que parece saber más que yo sobre esta enfermedad, no.
Aún así, he hecho una especie de descanso durante estos días. No sé cuántos han sido, ¿dos? ¿tres? Por eso no he escrito. Quería pasarme unos días sin pensar en la anorexia o en la comida. No lo he conseguido, pero me he relajado un poco, no lo suficiente, pero un poco. Sin embargo, leí vuestros comentarios y me vi obligada a volver a escribir. Espero que no os sintáis decepcionadas ni nada por el estilo.
La cosa es que he buscado motivo por el que Belén no quería que ingresara. Y no lo he encontrado. A lo mejor cree que la mejor forma de vencer esta enfermedad es por uno mismo, utilizando el ingreso solo en caso de que no se pueda.
No lo sé, no puedo estar segura... ¿vosotras qué pensáis?
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Así que aún estoy aquí, luchando contra esta enfermedad. A lo mejor sería más fácil si estuviera en el hospital. Pero Belén confía en mí, en que me cure fuera de él. No será sencillo, pero intentaré no defraudarla.
Y a vosotras tampoco.

martes, 24 de agosto de 2010

Gracias.



Hoy toca ir al psicólogo. Son mis últimos momentos de pensar si debería proponerme quedarme allí durante una temporadita. Así quería dejar unas cosillas antes de irme si decido permanecer ingresada.
Lo primero es que le doy las gracias a Poly por comentar y expresar su opinión. Me anima saber que no estoy hablando sola, sino que hay alguien que me presta atención. En serio, aunque solo hayas comentado dos veces, me has animado muchísimo.
Luego quería dejar una entrada más. No es de cosecha propia. La he basado en una foto que vi en internet que me encantó. Aquí os la dejo:

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Gracias a todos los que me habéis mentido y burlado de mí.
Gracias a todos los que hablábais de mí sin conocerme y saber como soy.
Gracias a todos los que van de amigos pero en realidad no lo son.
Gracias a todos los que sonríen a la cara y mienten a la espalda.
Gracias a todos los que me han roto sus promesas.
Gracias a todos los que me han hecho sufrir, a los que me han hecho daño cruelmente.
Gracias a todos los que se reían de mí por el mero hecho de ser diferente.
Gracias a todos los que me han fallado cuando más los necesitaba.
Gracias a todos los que me han tratado como si no fuera otra persona más.
Gracias. Porque hoy, por todos vosotros, soy más fuerte.
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Quiero que todos los que lean esto lo tengan en cuenta. No porque un puñado de imbéciles quieran hacerte sentir peor significa que tengas que hacerlo. Eso es precisamente lo que quieren. Una no debe luchar por los comentarios de los demás. Una no debe luchar por que los demás la quieran. Una debe amarse a sí misma tal y como es. No importan los defectos que no se pueden corregir, como manchas de nacimiento, o rasgos que no queríamos tener, como ser morena en lugar de rubia o tener los ojos castaños en lugar de verdes. Tampoco importa tener unos kilos de más, porque sencillamente, eso no es algo grave. Todos somos como somos, y los que no lo respeten, deberían avergonzarse por ello. Lo importante no es como pareces ser por fuera. Lo importante es lo que haya dentro. Y puede que hoy triunfen personas que son hermosas por salir en la televisión por culpa de la sociedad que cree que ese es el icono que deberíamos seguir. Pero no es así. Cada uno es de una manera diferente. A unos les ha tocado ser atractivos, otros inteligentes. Pero todos tenemos algún don que explotar y del que podemos sacar provecho. Solo hay que encontrarlo.
Así que a todos los que lean esto, me gustaría darles todo mi apoyo para que consigan salir del laberinto que es la anorexia y piensen así. Yo me he dado cuenta demasiado tarde.
Pero puede que tú aún estés a tiempo.
Un saludo y un beso a todas. Puede que no nos volvamos a ver durante un tiempo. Pero volveré para apoyaros.
Smile.

lunes, 23 de agosto de 2010

Elección

Esto me resulta algo extraño... Normalmente me dedico a hablar yo sola, sin esperar una respuesta, aunque si alguien comenta, leo lo que ha dicho encantada. Me gusta que la gente opine, aunque solo lo hayan hecho dos personas. Pero tengo ciertos problemillas. Quiero acabar con esto de una vez. No sé si debería esperar un poco más a ver si mejoro, pero es que la verdad es que no soy muy paciente. Y odio pensar todo el rato en el peso. Así que me gustaría que si alguien lee esto, me dijera si debería ingresar en el hospital. Con sinceridad. Las dos opciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes.
  • Si me quedo en el hospital, los médicos me ayudarían a superar esto. En mis momentos de debilidad me apoyarían. Se encargarían de que me tomara las pastillas a la hora (a veces se me olvida y si se pierde la continuidad, dejan de producir efecto). En general, harían que salir de la anorexia fuera mucho más sencillo. Pero a la hora de volver, me costaría más adaptarme. Además, me perdería parte del curso, y tendría que recuperarlo después. Y estudiar a toda velocidad no es lo más adecuado tras acabar de superar una enfermedad.
  • Si me quedo en casa, sucederá todo lo contrario. Tendré que hacerlo, digamos, yo sola, sin ayuda de nadie profesional ni parecidos. Pero volveré a la vida normal poco a poco, por lo que el cambio no sería demasiado brusco y resultaría más fácil de soportar. Además llevaría los estudios al día. Pero sería más duro. Y yo estoy harta de seguir luchando por mi cuenta.

Entendería que todos pasaran de mí y no comentaran nada, pero me gustaría de veras eso de que me hablarais de lo que creeis que es mejor para mí. Os lo agradecería mucho.

Smile.

domingo, 22 de agosto de 2010

Para variar, me gustaría escribir hoy algo positivo. No es que me sienta bien, es que no quiero estar amargada durante el resto de mi vida por una estupidez como la imagen.
Ayer llovió. Fue de esas lluvias fuertes que te calan en cuestión de segundos. Y mientras se empapaba toda mi ropa y mi pelo, me sentí libre, sin nada a lo que temer, sin problemas. Es algo propio de las películas, pero realmente, hacía mucho tiempo que no me sentía así.
Y entonces entendí que daba igual lo que pensaran otras personas si yo estaba feliz conmigo misma. Podrán llamarme loca, friki, rarita, todo lo que ellos quieran. Pero porque una panda de subnormales me juzguen y digan sin conocerme lo que creen que soy, no significa que lo sea.
También recordé el otro día. Estaba en el hospital y esperaba a que mi psiquiatra llegara para hablar conmigo. Escuché una conversación de otras personas que habían acudido allí. Se trataban de dos padres y su hija. La niña tendría sobre 8 años. Y estaba ya obsesionada con el peso. Decía que se veía gorda y que quería ser como las mujeres que salen en la televisión. La mayor preocupación que yo tenía con 8 años era si me pillaban en el escondite, pues se me daba muy mal encontrar a los demás. Ahora lo medito, y me alegro de que esto llegara a esta edad y no antes, porque podría haber arruinado mi infancia por completo. Todo es muy sencillo cuando eres niño. Y lo lamento por esa chica que no tiene ni 10 años que ahora está empezando a preocuparse por las apariencias. Me entraron ganas de levantarme de mi sitio y abrazarla. Decirle que no caiga en un pozo sin fondo, en un círculo vicioso del que cuesta mucho tiempo y esfuerzo salir. Pero no pude. Obviamente, ella se hubiera asustado de que de repente una desconocida mostrase afecto hacia ella.
Abrí los ojos y vi las grises nubes. Es tan fácil enfermar de esto y tan complicado renunciar a Ana y Mia... Es tan difícil encontrar la felicidad en algo que no tenga que ver con el peso y tan sencillo deprimirse por no ser lo suficientemente delgada.
También recordé esos maniquís que vi en una tienda de ropa. Como es verano, llevaban puestos bikinis y dejaban ver la gran mayoría de su figura. Tenían las costillas pronunciadamente marcadas y las piernas como dos diminutos palillos de dientes. ¿Cómo pretenden que cada vez haya menos gente anoréxica si cada vez la imagen de la perfección es más escuálida?
He sido estúpida por entrar en este mundo. No digo que todos los que entren lo sean, simplemente, yo admito que fue una tontería por mi parte dejarme llevar cuando sabía que había algo que no cuadraba. No tendría que haber permitido que esto llegara tan lejos. Ahora que ya estoy pensando siempre en si estoy gorda, si he adelgazado, si ahora me queda estrecho este pantalón... sé lo ridículo que es por mi parte no dedicarle más pensamientos a otras cosas con mayor importancia. He dejado de lado a mis amigas y familia solo por estar todo el día dándole vueltas a la comida, al peso, a la delgadez. Y ahora, solo ahora, cuando todo está ya casi perdido y voy a tener que luchar por volver a recuperarlo, me doy cuenta de que yo misma podría haber evitado todo esto si hubiera pensado más con la cabeza desde el principio.
Pero sé que voy a estar bien. Mientras la lluvia caía sobre mí y yo sonreía y alzaba los brazos como una imbécil, me di cuenta de que mis amigas lo comprenderían, y mi familia me perdonaría todo lo que les he hecho pasar obligándoles a acompañarme al hospital todos los martes y aguantando mis momentos de bajón y mi irritabilidad. Saldré de esto como he podido superar otros momentos malos porque tengo a gente que, aunque no todos sepan lo que me pasa, me van a ayudar.
Y me pregunté si esa niña de 8 años estaría jugando en el parque cuando comenzó a llover y ahora estaría corriendo en busca de algún lugar donde refugiarse. O estaría mirando las gotitas caer del cielo por la ventana desde su casa. Seguro que ella también tiene quien le ayude a volver a ser alguien normal y lo consigue.
A veces solo necesitamos tener a alguien alrededor que nos apoye. No tiene por qué comprendernos, no tiene por qué saber de qué estamos hablando. Basta con que nos escuche y respete lo que pensamos. Y todos podemos encontrar alguien así a nuestro alrededor.
Solo hay que buscar un poco.

sábado, 21 de agosto de 2010

Desesperación

Llevo dos días seguidos con bajones. No me quito de la cabeza el peso. Pocas cosas pueden animarme en estos momentos. Amargo a todo el que me rodea sin poder evitarlo. Llorar es lo único que me calma. Cada uno tiene sus épocas, buenas o malas, y supongo que ahora me toca la mala. Pierdo un poco las ganas de todo, incluso de estar con mi novio. Él me animaba antes, pero en estos momentos solo quiero estar sola y pudrirme en mi habitación hasta que se solucione el problema.
Dicen que lleva tiempo eso de curarse. Llevo desde junio yendo al psiquiatra, y eso no son muchos días... pero no noto ninguna mejora. Tomo antidepresivos y Transilium (o como se escriba) que se supone que calma la ansiedad, pero nada. No voy a mejor.
Me voy a plantear eso de que me ingresen en el hospital, pero sería arriesgar demasiado. Tendría que dejar atrás todos mis amigos, mi familia... durante una temporada. Pero no encontrar consuelo en nada es terrible. Quizás lo mejor es que me quede un tiempo en el hospital para suprimir esta estupidez de mi mente. Levantarme todos los días en un lugar que huele fatal, rodeada de tipos con batas blancas que me dan de comer y me interrogan sobre mis problemas mentales continuamente procurando sacarme de esta depresión.
Dicen que la vida es algo que debemos aprovechar, pero últimamente yo estoy deseando más la muerte.

jueves, 19 de agosto de 2010

No hay vuelta atrás

No soy la típica persona que pone tips para ayudar a la gente a adelgazar ni nada. La mayoría de ellos no funcionan. Me sorprende ahora que estoy en tratamiento y tal, oír de quienes que sí que lo hace. Supongo que es lo común. La gente te sigue si tienes trucos para perder peso, si aparentas serle útil. Así tienes más éxito que si simplemente pones la verdad. Me hubiera gustado ser de esas que ahora tienen muchas chicas que las apoyan porque fueron atraídas por los trucos para adelgazar. Yo estoy prácticamente sola. No conozco a nadie que tenga mi problema. Y no poder hablar de algo que tiene tanta importancia para ti y que aunque parece un sueño, te puede fastidiar la vida, duele mucho.
El día que se lo dije a mis padres, era lo que quería. Quería que me ayudaran a exterminar esta maldita enfermedad que gente intenta tener solo porque parece buena. ¿Quién no quiere estar delgada? El problema es cuando estás igual de gorda con 60 y con 40 kilos. Entonces ya SABES que algo va mal. Todo empieza de una forma positiva. "Voy a quitarme estos kilos de más". Yo veo kilos de más por todas las partes de mi cuerpo. Y a veces dudo que, por mucho que adelgace, deje de verlos.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Me arrepiento...

  • Ojalá nunca me hubiera mirado al espejo por primera vez y me hubiera despreciado.
  • Ojalá nunca me hubiera propuesto bajar de peso para ser más hermosa.
  • Ojalá nunca me hubiera obsesionado con la imagen.
  • Ojalá nunca hubiera escuchado esas burlas acerca de mi peso.
  • Ojala nunca me hubiera atrevido a vomitar por primera vez.
  • Ojalá nunca, mirara donde mirara, no hubiera visto más que escuálidos maniquís y fotos de chicas delgadas.
  • Ojalá nunca hubiera seguido en cuanto me di cuenta de que todo esto iba de mal en peor.
  • Ojalá nunca hubiera pensado que era posible verme bien pese a mi distorsión de la imagen corporal.
  • Ojalá nunca hubiera sentido esa envidia hacia las demás, guapas y bien proporcionadas.
  • Ojalá nunca hubiera metido en este problema a toda la gente que quiero, que ahora se preocupa por mí y sufre por mi culpa.
  • Ojalá nunca hubiera esperado tanto para contárselo a alguien que realmente pudiera ayudarme a superarlo.
  • Ojalá no me avergonzara de haberlo dicho y que ahora todo el mundo lo sepa e intente ayudarme cuando yo quiero seguir siendo más delgada.
  • Ojalá nunca me hubiera metido en esto.

No soy una persona que se arrepiente de lo que hace. Ni de lo que siente. Ni nada por el estilo. Normalmente me limito a pensar que las cosas pudieron suceder de otra manera.

Pero no puedo con todo esto. Hay ciertas cosas de las que es imposible no arrepentirse.

martes, 17 de agosto de 2010

no importa la cantidad, sino la calidad.

Muchas gracias a todos los que me siguen, que sé que aunque seais pocos, estais ahí. Nunca pensé que alguien llegaría a escucharme. Gracias.

Una larga espera...

Llevo mucho tiempo sin escribir. Tampoco es que tenga la oportunidad. Mis padres me vigilan constantemente. Creen que eso de que esté obsesionada con el peso es porque paso "demasiado tiempo sola". Y no me dejan respirar. Ahora ambos trabajan, y aprovecho para liberarme un poco.
Ya como cuatro comidas al día. Hacía tiempo que no desayunaba. Normalmente lo que hacía era morirme de hambre hasta la hora de la merienda. Y en ese momento, sin poder controlarme, todos los días llegaba el atracón. Y después el vómito. Me han dado unas pastillas que supuestamente me ayudan a controlar la ansiedad y la depresión. Porque técnicamente, todo es el resultado de años de nervios e infelicidad acumulados que han estallado después de tanto tiempo. Yo no lo creo así. He engordado muchísimo, y me desprecio más todavía que antes. Supongo que no puedo echarme atrás: se lo revelé a mis padres y aquí están las consecuencias. Pero siempre está una parte de mí activa tranquilizandome con cosas como que en cuanto empiece de nuevo el curso y el ritmo de vida vuelva a ser más elevado, perderé peso; o cuando todo el mundo se olvide de mi problema y me den por "curada" (y lo pongo entre comillas porque, aunque sé que no debería ser así, no considero una enfermedad lo que me pasa) volveré a reiniciar esto y a perder de nuevo kilos. Antes quería librarme de estos pensamientos, pero es que hay una parte de mí descontenta con mi cuerpo, y me es imposible ignorarla. Y es UNA PARTE DE MÍ. Y por el mero hecho de que me pertenece, me cuesta desprenderme de ello. No quiero que me arranquen un pedazo de mi mente por muy "defectuoso" que sea. Porque es mi mente, y yo la quiero al completo. Porque todo eso que los demás ven como una "enfermedad" soy yo. Y me parece que tengo derecho a adelgazar si me apetece hacerlo. Porque nunca haré lo que quiero si no pierdo peso. ¿Quién sabe? A lo mejor un día me encuentro a gusto con mi cuerpo y vuelvo a la infancia, cuando no me importaba si yo misma pesaba el triple que alguien, porque la imagen no era importante, ni para mí, ni para nadie. En mi opinión, merece la pena intentarlo, porque si no lucho por ello, nunca descubriré lo que puede llegar a suceder.

A veces siento que en cuanto pasen varios días yendo al hospital y poco a poco vaya asumiendo el problema, me recuperaré. Pero eso no suele pasar. Normalmente pienso que nunca volveré a ser la misma.

jueves, 24 de junio de 2010

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25 de junio, Viernes.

Hace dos días fui al hospital. Hace tres, a la consulta. Y hace cuatro, le confesé a mi madre lo que hacía. Y ahora es oficial: soy anoréxica. Soy bulímica. Y todo ha ocurrido sin que yo me diera cuenta.

Me han hecho unas pruebas, y resulta que mi corazón es más pequeño de lo normal, y late tan solo 49 veces por minuto. Por falta de proteínas, su músculo se ha vuelto más fino. También tengo hipotermia. Ya me parecía bastante extraño que los demás siempre tuvieran las manos más calientes que yo, y que empezara a tener frío en una época más calurosa que antes. Mi corteza cerebral es ligeramente más fina, y ahora me cuesta memorizar cosas y concentrarme a la hora de estudiar. Es un milagro que haya sacado buenas notas esta evaluación. Mi humor cambia constantemente, y de una forma bastante brusca. Mis amigas deben estar hartas de mi actitud, porque soy irritable y pierdo la paciencia con facilidad. Estoy más triste. He perdido las ganas de vivir y el interés hacia las cosas. A veces pienso en suicidarme. Porque es injusto. Yo me he esforzado por estar bien y ahora resulta que he estado cultivando una enfermedad.

Sé que nadie leerá esto. Pero por si acaso, lo publico para que nadie caiga en la misma trampa que yo. Si estás oyéndome y vomitas para adelgazar, o tomas demasiadas pastillas, o haces ejercicio de una forma excesiva, por favor, detente. Porque hay algo más en juego que esos simples kilitos de más que una cree que tiene. Porque a veces, ni siquiera existen. Seamos realistas: mido 1 metro 61 centímetros, peso casi 40 kilos y me veo gorda.

Ahora tengo que ir al hospital. A lo mejor me ingresan para que me recupere. Y no veré a mi novio, ni a mi familia durante ese tiempo. Intentaré que no sea así, pero si es realmente lo que ha de suceder… estoy dispuesta. Quiero volver a ser la de antes. Quiero volver a estar viva.

domingo, 25 de abril de 2010




Mis padres me ven comer. Bueno, mejor dicho, ven como la comida de los platos que me dan desaparece, pero que no engordo nada de ello... Ya se temen lo peor, y mi madre me ha planteado varias veces eso de llevarme a un psicólogo. Al fin y al cabo, tengo la talla 36 de pantalón, habiendo tenido la 40 hace seis meses. He perdido unos quince kilos, y eso no es invisible a ojos de nadie.
Pero aún así, no pueden afirmar que adelgazo a propósito, porque no me ven deshacerme de la comida. Obviamente, tengo mis propios trucos elementales para que eso sea posible. Por ejemplo, siempre que voy a comer, llevo zapatillas de andar por casa. Y cuando mis padres no ven, meto la comida en servilletas y la escondo en ellas. Las guardo en la punta de las zapatillas y luego, cuando ya tenga mi propia libertad, las tiro a la basura.
Cuando me paso mucho de comer y no me controlo, vomito. Intento no abusar de ello, porque es una experiencia muy desagradable. Pero hay veces que no puedo evitarlo...
Pero, ¿merece la pena tener que soportar todo esto?
Ana, me he dejado guiar por ti... pero, realmente, ¿me has engañado? ¿o es solo esto el sufrimiento por el que se ha de pasar para ser perfecto?

Antes y después de las famosas

1) Lindsay Lohan











2) Hilary Duff

















3) Christina Aguilera
















4) Cristina Ricci



















5) Jessica Simpson















6) Renee Zellweger
















7) Carrie Underwood

Fuente: muy delgada.com, taringa-taringa.com

¿Salir o quedarse?

He intentado alejarme de Ana desde que me di cuenta de que no era bueno para mí estar a su lado. He intentado asustarme con las muertes de las famosas, pero lo único que conseguía era admirarlas en las fotos. He intentado comer, pero cuando me paso viene esa maldita voz en la cabeza y dice: "Vomita. Vomita. Vomita. No puedes dejar que eso se quede en tu cuerpo". Y me aterroriza pensar que esa soy yo, la persona que le hace caso y se acaba arrodillando frente al inodoro para expulsar todo lo que he comido. Yo nunca hubiera pensado que me ocurriría esto hace un año... Estoy irreconocible.
Y sin embargo, a pesar de que ahora se me cae el pelo, que mis uñas se rompen, que me canso infinitamente antes de lo normal, que me mareo a veces... quiero seguir con esto. Quiero verme bien cuando mire ese espejo que parece existir solo para llevarme la contraria.
Necesito escribir lo que no le puedo contar a nadie. Porque si lo haces, te miran como si fueras un bicho raro. Así que, independientemente de si alguien me escucha o no, yo hablaré para liberarme de este mal. A ver si nos ponemos de acuerdo mi mente y yo y soluciono esto.

Ana y Mia

Mi vida no es una historia muy interesante. Siempre empieza todo con lo mismo, yo era gorda y los demás se burlaban de mí. Me comparaba con las otras chicas de mi clase y yo era un tonel. Pero un día me harté y me dije: "voy a acabar con esto".
Era una gran idea, o al menos, eso era lo que yo pensaba. Creí que era una meta, algo que me ayudaría. Pero no. Era una enfermedad disfrazada de buena intención. Poco a poco se te mete en la cabeza y al final no sabes cómo sacártelo de encima.
Soy amiga de Ana desde unos seis meses. De Mia, solo uno. Y ha sido el tiempo más ponzoñoso de mi vida. He tenido momentos de felicidad al darme cuenta de que perdía peso. Pero también me he sentido fatal, peor que nunca, cuando engordaba. Es demasiado distinto, inestable, sentirse así. Es cambiar de humor dependiendo de lo que hayas comido, mi vida gira en torno a lo que me llevo a la boca.
Sé que esto está mal. Pero no puedo evitarlo. Sé que es algo serio, pero me da igual. Quiero pertenecer a este mundo.
Quiero adelgazar, y a quien no le guste, que se aguante.