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No quiero que nadie confunda esto con muchos de los otros blogs que hay que invitan a que uno quiera ser anoréxico o bulímico. Yo solo intento contar lo que no he podido contarle a nadie. Todo el mundo te juzga hagas lo que hagas, y preferiría poder desahogarme en un lugar donde pudiera ser yo misma sin necesidad de temer a cambio unos comentarios críticos del resto de la gente.
No creo que yo sea capaz de atraer a alguien al mundo de Ana y Mia, pero en el caso de que suceda, lo lamento, pues no era mi intención. Solo intento demostrar que esto puede parecer atractivo para gente descontenta con su cuerpo visto desde un punto de vista externo, pero si lo vives en primera persona, las cosas cambian.

No dejes que se apodere de ti.

No dejes que se apodere de ti.
Tú vales más que una imagen.

domingo, 25 de abril de 2010




Mis padres me ven comer. Bueno, mejor dicho, ven como la comida de los platos que me dan desaparece, pero que no engordo nada de ello... Ya se temen lo peor, y mi madre me ha planteado varias veces eso de llevarme a un psicólogo. Al fin y al cabo, tengo la talla 36 de pantalón, habiendo tenido la 40 hace seis meses. He perdido unos quince kilos, y eso no es invisible a ojos de nadie.
Pero aún así, no pueden afirmar que adelgazo a propósito, porque no me ven deshacerme de la comida. Obviamente, tengo mis propios trucos elementales para que eso sea posible. Por ejemplo, siempre que voy a comer, llevo zapatillas de andar por casa. Y cuando mis padres no ven, meto la comida en servilletas y la escondo en ellas. Las guardo en la punta de las zapatillas y luego, cuando ya tenga mi propia libertad, las tiro a la basura.
Cuando me paso mucho de comer y no me controlo, vomito. Intento no abusar de ello, porque es una experiencia muy desagradable. Pero hay veces que no puedo evitarlo...
Pero, ¿merece la pena tener que soportar todo esto?
Ana, me he dejado guiar por ti... pero, realmente, ¿me has engañado? ¿o es solo esto el sufrimiento por el que se ha de pasar para ser perfecto?

Antes y después de las famosas

1) Lindsay Lohan











2) Hilary Duff

















3) Christina Aguilera
















4) Cristina Ricci



















5) Jessica Simpson















6) Renee Zellweger
















7) Carrie Underwood

Fuente: muy delgada.com, taringa-taringa.com

¿Salir o quedarse?

He intentado alejarme de Ana desde que me di cuenta de que no era bueno para mí estar a su lado. He intentado asustarme con las muertes de las famosas, pero lo único que conseguía era admirarlas en las fotos. He intentado comer, pero cuando me paso viene esa maldita voz en la cabeza y dice: "Vomita. Vomita. Vomita. No puedes dejar que eso se quede en tu cuerpo". Y me aterroriza pensar que esa soy yo, la persona que le hace caso y se acaba arrodillando frente al inodoro para expulsar todo lo que he comido. Yo nunca hubiera pensado que me ocurriría esto hace un año... Estoy irreconocible.
Y sin embargo, a pesar de que ahora se me cae el pelo, que mis uñas se rompen, que me canso infinitamente antes de lo normal, que me mareo a veces... quiero seguir con esto. Quiero verme bien cuando mire ese espejo que parece existir solo para llevarme la contraria.
Necesito escribir lo que no le puedo contar a nadie. Porque si lo haces, te miran como si fueras un bicho raro. Así que, independientemente de si alguien me escucha o no, yo hablaré para liberarme de este mal. A ver si nos ponemos de acuerdo mi mente y yo y soluciono esto.

Ana y Mia

Mi vida no es una historia muy interesante. Siempre empieza todo con lo mismo, yo era gorda y los demás se burlaban de mí. Me comparaba con las otras chicas de mi clase y yo era un tonel. Pero un día me harté y me dije: "voy a acabar con esto".
Era una gran idea, o al menos, eso era lo que yo pensaba. Creí que era una meta, algo que me ayudaría. Pero no. Era una enfermedad disfrazada de buena intención. Poco a poco se te mete en la cabeza y al final no sabes cómo sacártelo de encima.
Soy amiga de Ana desde unos seis meses. De Mia, solo uno. Y ha sido el tiempo más ponzoñoso de mi vida. He tenido momentos de felicidad al darme cuenta de que perdía peso. Pero también me he sentido fatal, peor que nunca, cuando engordaba. Es demasiado distinto, inestable, sentirse así. Es cambiar de humor dependiendo de lo que hayas comido, mi vida gira en torno a lo que me llevo a la boca.
Sé que esto está mal. Pero no puedo evitarlo. Sé que es algo serio, pero me da igual. Quiero pertenecer a este mundo.
Quiero adelgazar, y a quien no le guste, que se aguante.