.

No quiero que nadie confunda esto con muchos de los otros blogs que hay que invitan a que uno quiera ser anoréxico o bulímico. Yo solo intento contar lo que no he podido contarle a nadie. Todo el mundo te juzga hagas lo que hagas, y preferiría poder desahogarme en un lugar donde pudiera ser yo misma sin necesidad de temer a cambio unos comentarios críticos del resto de la gente.
No creo que yo sea capaz de atraer a alguien al mundo de Ana y Mia, pero en el caso de que suceda, lo lamento, pues no era mi intención. Solo intento demostrar que esto puede parecer atractivo para gente descontenta con su cuerpo visto desde un punto de vista externo, pero si lo vives en primera persona, las cosas cambian.

No dejes que se apodere de ti.

No dejes que se apodere de ti.
Tú vales más que una imagen.

viernes, 27 de agosto de 2010

Lo siento, pero no me han ingresado.

Y no ha sido por no querer.
Sé que algunas de vosotras piensan que ingresé en el hospital, pero prefiero aclarar esta "mentira" antes de nada. No quiero que penseis que os he engañado, porque el día que fui al hospital, tenía todas las intenciones del mundo de ingresar. Quiero hacer desaparecer esa parte de mí de una vez por todas, y si después tengo que estudiar, pues estudio, y si después me cuesta volver a la vida normal, pues me cuesta, pero ya no tendré el bicho en la cabeza diciéndome cosas extrañas...
Llegué al hospital, como os iba diciendo, y esperé un poco para hablar con la psicóloga. Me pesaron como todos los días, y aguardé en la sala de espera. Después de una media hora, vino la psicóloga.
La verdad es que ella cambió completamente el estereotipo de psicólogo que tenía. Se llama Belén. Es muy agradable. Cuando hablo con ella, me da la sensación de que para ella no soy un paciente más, sino una amiga. Me cae muy bien. Parece preocuparse por mí. Hay otros psiquiatras con los que he hablado, pero ninguno es como ella.
En fin, se acercó a hablar conmigo. Empezamos a conversar. Y hubo un momento en el que me preguntó: "¿has pensado alguna vez en ingresar?" y yo le respondí "Sí." Se quedó pensativa durante un momento y dijo con una sonrisa: "quizá más adelante".
_____________________________
No entiendo sus razones para decirme aquello. Yo quería permanecer en el hospital, pero ella, que parece saber más que yo sobre esta enfermedad, no.
Aún así, he hecho una especie de descanso durante estos días. No sé cuántos han sido, ¿dos? ¿tres? Por eso no he escrito. Quería pasarme unos días sin pensar en la anorexia o en la comida. No lo he conseguido, pero me he relajado un poco, no lo suficiente, pero un poco. Sin embargo, leí vuestros comentarios y me vi obligada a volver a escribir. Espero que no os sintáis decepcionadas ni nada por el estilo.
La cosa es que he buscado motivo por el que Belén no quería que ingresara. Y no lo he encontrado. A lo mejor cree que la mejor forma de vencer esta enfermedad es por uno mismo, utilizando el ingreso solo en caso de que no se pueda.
No lo sé, no puedo estar segura... ¿vosotras qué pensáis?
________________________
Así que aún estoy aquí, luchando contra esta enfermedad. A lo mejor sería más fácil si estuviera en el hospital. Pero Belén confía en mí, en que me cure fuera de él. No será sencillo, pero intentaré no defraudarla.
Y a vosotras tampoco.

martes, 24 de agosto de 2010

Gracias.



Hoy toca ir al psicólogo. Son mis últimos momentos de pensar si debería proponerme quedarme allí durante una temporadita. Así quería dejar unas cosillas antes de irme si decido permanecer ingresada.
Lo primero es que le doy las gracias a Poly por comentar y expresar su opinión. Me anima saber que no estoy hablando sola, sino que hay alguien que me presta atención. En serio, aunque solo hayas comentado dos veces, me has animado muchísimo.
Luego quería dejar una entrada más. No es de cosecha propia. La he basado en una foto que vi en internet que me encantó. Aquí os la dejo:

___________________________
Gracias a todos los que me habéis mentido y burlado de mí.
Gracias a todos los que hablábais de mí sin conocerme y saber como soy.
Gracias a todos los que van de amigos pero en realidad no lo son.
Gracias a todos los que sonríen a la cara y mienten a la espalda.
Gracias a todos los que me han roto sus promesas.
Gracias a todos los que me han hecho sufrir, a los que me han hecho daño cruelmente.
Gracias a todos los que se reían de mí por el mero hecho de ser diferente.
Gracias a todos los que me han fallado cuando más los necesitaba.
Gracias a todos los que me han tratado como si no fuera otra persona más.
Gracias. Porque hoy, por todos vosotros, soy más fuerte.
__________________________
Quiero que todos los que lean esto lo tengan en cuenta. No porque un puñado de imbéciles quieran hacerte sentir peor significa que tengas que hacerlo. Eso es precisamente lo que quieren. Una no debe luchar por los comentarios de los demás. Una no debe luchar por que los demás la quieran. Una debe amarse a sí misma tal y como es. No importan los defectos que no se pueden corregir, como manchas de nacimiento, o rasgos que no queríamos tener, como ser morena en lugar de rubia o tener los ojos castaños en lugar de verdes. Tampoco importa tener unos kilos de más, porque sencillamente, eso no es algo grave. Todos somos como somos, y los que no lo respeten, deberían avergonzarse por ello. Lo importante no es como pareces ser por fuera. Lo importante es lo que haya dentro. Y puede que hoy triunfen personas que son hermosas por salir en la televisión por culpa de la sociedad que cree que ese es el icono que deberíamos seguir. Pero no es así. Cada uno es de una manera diferente. A unos les ha tocado ser atractivos, otros inteligentes. Pero todos tenemos algún don que explotar y del que podemos sacar provecho. Solo hay que encontrarlo.
Así que a todos los que lean esto, me gustaría darles todo mi apoyo para que consigan salir del laberinto que es la anorexia y piensen así. Yo me he dado cuenta demasiado tarde.
Pero puede que tú aún estés a tiempo.
Un saludo y un beso a todas. Puede que no nos volvamos a ver durante un tiempo. Pero volveré para apoyaros.
Smile.

lunes, 23 de agosto de 2010

Elección

Esto me resulta algo extraño... Normalmente me dedico a hablar yo sola, sin esperar una respuesta, aunque si alguien comenta, leo lo que ha dicho encantada. Me gusta que la gente opine, aunque solo lo hayan hecho dos personas. Pero tengo ciertos problemillas. Quiero acabar con esto de una vez. No sé si debería esperar un poco más a ver si mejoro, pero es que la verdad es que no soy muy paciente. Y odio pensar todo el rato en el peso. Así que me gustaría que si alguien lee esto, me dijera si debería ingresar en el hospital. Con sinceridad. Las dos opciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes.
  • Si me quedo en el hospital, los médicos me ayudarían a superar esto. En mis momentos de debilidad me apoyarían. Se encargarían de que me tomara las pastillas a la hora (a veces se me olvida y si se pierde la continuidad, dejan de producir efecto). En general, harían que salir de la anorexia fuera mucho más sencillo. Pero a la hora de volver, me costaría más adaptarme. Además, me perdería parte del curso, y tendría que recuperarlo después. Y estudiar a toda velocidad no es lo más adecuado tras acabar de superar una enfermedad.
  • Si me quedo en casa, sucederá todo lo contrario. Tendré que hacerlo, digamos, yo sola, sin ayuda de nadie profesional ni parecidos. Pero volveré a la vida normal poco a poco, por lo que el cambio no sería demasiado brusco y resultaría más fácil de soportar. Además llevaría los estudios al día. Pero sería más duro. Y yo estoy harta de seguir luchando por mi cuenta.

Entendería que todos pasaran de mí y no comentaran nada, pero me gustaría de veras eso de que me hablarais de lo que creeis que es mejor para mí. Os lo agradecería mucho.

Smile.

domingo, 22 de agosto de 2010

Para variar, me gustaría escribir hoy algo positivo. No es que me sienta bien, es que no quiero estar amargada durante el resto de mi vida por una estupidez como la imagen.
Ayer llovió. Fue de esas lluvias fuertes que te calan en cuestión de segundos. Y mientras se empapaba toda mi ropa y mi pelo, me sentí libre, sin nada a lo que temer, sin problemas. Es algo propio de las películas, pero realmente, hacía mucho tiempo que no me sentía así.
Y entonces entendí que daba igual lo que pensaran otras personas si yo estaba feliz conmigo misma. Podrán llamarme loca, friki, rarita, todo lo que ellos quieran. Pero porque una panda de subnormales me juzguen y digan sin conocerme lo que creen que soy, no significa que lo sea.
También recordé el otro día. Estaba en el hospital y esperaba a que mi psiquiatra llegara para hablar conmigo. Escuché una conversación de otras personas que habían acudido allí. Se trataban de dos padres y su hija. La niña tendría sobre 8 años. Y estaba ya obsesionada con el peso. Decía que se veía gorda y que quería ser como las mujeres que salen en la televisión. La mayor preocupación que yo tenía con 8 años era si me pillaban en el escondite, pues se me daba muy mal encontrar a los demás. Ahora lo medito, y me alegro de que esto llegara a esta edad y no antes, porque podría haber arruinado mi infancia por completo. Todo es muy sencillo cuando eres niño. Y lo lamento por esa chica que no tiene ni 10 años que ahora está empezando a preocuparse por las apariencias. Me entraron ganas de levantarme de mi sitio y abrazarla. Decirle que no caiga en un pozo sin fondo, en un círculo vicioso del que cuesta mucho tiempo y esfuerzo salir. Pero no pude. Obviamente, ella se hubiera asustado de que de repente una desconocida mostrase afecto hacia ella.
Abrí los ojos y vi las grises nubes. Es tan fácil enfermar de esto y tan complicado renunciar a Ana y Mia... Es tan difícil encontrar la felicidad en algo que no tenga que ver con el peso y tan sencillo deprimirse por no ser lo suficientemente delgada.
También recordé esos maniquís que vi en una tienda de ropa. Como es verano, llevaban puestos bikinis y dejaban ver la gran mayoría de su figura. Tenían las costillas pronunciadamente marcadas y las piernas como dos diminutos palillos de dientes. ¿Cómo pretenden que cada vez haya menos gente anoréxica si cada vez la imagen de la perfección es más escuálida?
He sido estúpida por entrar en este mundo. No digo que todos los que entren lo sean, simplemente, yo admito que fue una tontería por mi parte dejarme llevar cuando sabía que había algo que no cuadraba. No tendría que haber permitido que esto llegara tan lejos. Ahora que ya estoy pensando siempre en si estoy gorda, si he adelgazado, si ahora me queda estrecho este pantalón... sé lo ridículo que es por mi parte no dedicarle más pensamientos a otras cosas con mayor importancia. He dejado de lado a mis amigas y familia solo por estar todo el día dándole vueltas a la comida, al peso, a la delgadez. Y ahora, solo ahora, cuando todo está ya casi perdido y voy a tener que luchar por volver a recuperarlo, me doy cuenta de que yo misma podría haber evitado todo esto si hubiera pensado más con la cabeza desde el principio.
Pero sé que voy a estar bien. Mientras la lluvia caía sobre mí y yo sonreía y alzaba los brazos como una imbécil, me di cuenta de que mis amigas lo comprenderían, y mi familia me perdonaría todo lo que les he hecho pasar obligándoles a acompañarme al hospital todos los martes y aguantando mis momentos de bajón y mi irritabilidad. Saldré de esto como he podido superar otros momentos malos porque tengo a gente que, aunque no todos sepan lo que me pasa, me van a ayudar.
Y me pregunté si esa niña de 8 años estaría jugando en el parque cuando comenzó a llover y ahora estaría corriendo en busca de algún lugar donde refugiarse. O estaría mirando las gotitas caer del cielo por la ventana desde su casa. Seguro que ella también tiene quien le ayude a volver a ser alguien normal y lo consigue.
A veces solo necesitamos tener a alguien alrededor que nos apoye. No tiene por qué comprendernos, no tiene por qué saber de qué estamos hablando. Basta con que nos escuche y respete lo que pensamos. Y todos podemos encontrar alguien así a nuestro alrededor.
Solo hay que buscar un poco.

sábado, 21 de agosto de 2010

Desesperación

Llevo dos días seguidos con bajones. No me quito de la cabeza el peso. Pocas cosas pueden animarme en estos momentos. Amargo a todo el que me rodea sin poder evitarlo. Llorar es lo único que me calma. Cada uno tiene sus épocas, buenas o malas, y supongo que ahora me toca la mala. Pierdo un poco las ganas de todo, incluso de estar con mi novio. Él me animaba antes, pero en estos momentos solo quiero estar sola y pudrirme en mi habitación hasta que se solucione el problema.
Dicen que lleva tiempo eso de curarse. Llevo desde junio yendo al psiquiatra, y eso no son muchos días... pero no noto ninguna mejora. Tomo antidepresivos y Transilium (o como se escriba) que se supone que calma la ansiedad, pero nada. No voy a mejor.
Me voy a plantear eso de que me ingresen en el hospital, pero sería arriesgar demasiado. Tendría que dejar atrás todos mis amigos, mi familia... durante una temporada. Pero no encontrar consuelo en nada es terrible. Quizás lo mejor es que me quede un tiempo en el hospital para suprimir esta estupidez de mi mente. Levantarme todos los días en un lugar que huele fatal, rodeada de tipos con batas blancas que me dan de comer y me interrogan sobre mis problemas mentales continuamente procurando sacarme de esta depresión.
Dicen que la vida es algo que debemos aprovechar, pero últimamente yo estoy deseando más la muerte.

jueves, 19 de agosto de 2010

No hay vuelta atrás

No soy la típica persona que pone tips para ayudar a la gente a adelgazar ni nada. La mayoría de ellos no funcionan. Me sorprende ahora que estoy en tratamiento y tal, oír de quienes que sí que lo hace. Supongo que es lo común. La gente te sigue si tienes trucos para perder peso, si aparentas serle útil. Así tienes más éxito que si simplemente pones la verdad. Me hubiera gustado ser de esas que ahora tienen muchas chicas que las apoyan porque fueron atraídas por los trucos para adelgazar. Yo estoy prácticamente sola. No conozco a nadie que tenga mi problema. Y no poder hablar de algo que tiene tanta importancia para ti y que aunque parece un sueño, te puede fastidiar la vida, duele mucho.
El día que se lo dije a mis padres, era lo que quería. Quería que me ayudaran a exterminar esta maldita enfermedad que gente intenta tener solo porque parece buena. ¿Quién no quiere estar delgada? El problema es cuando estás igual de gorda con 60 y con 40 kilos. Entonces ya SABES que algo va mal. Todo empieza de una forma positiva. "Voy a quitarme estos kilos de más". Yo veo kilos de más por todas las partes de mi cuerpo. Y a veces dudo que, por mucho que adelgace, deje de verlos.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Me arrepiento...

  • Ojalá nunca me hubiera mirado al espejo por primera vez y me hubiera despreciado.
  • Ojalá nunca me hubiera propuesto bajar de peso para ser más hermosa.
  • Ojalá nunca me hubiera obsesionado con la imagen.
  • Ojalá nunca hubiera escuchado esas burlas acerca de mi peso.
  • Ojala nunca me hubiera atrevido a vomitar por primera vez.
  • Ojalá nunca, mirara donde mirara, no hubiera visto más que escuálidos maniquís y fotos de chicas delgadas.
  • Ojalá nunca hubiera seguido en cuanto me di cuenta de que todo esto iba de mal en peor.
  • Ojalá nunca hubiera pensado que era posible verme bien pese a mi distorsión de la imagen corporal.
  • Ojalá nunca hubiera sentido esa envidia hacia las demás, guapas y bien proporcionadas.
  • Ojalá nunca hubiera metido en este problema a toda la gente que quiero, que ahora se preocupa por mí y sufre por mi culpa.
  • Ojalá nunca hubiera esperado tanto para contárselo a alguien que realmente pudiera ayudarme a superarlo.
  • Ojalá no me avergonzara de haberlo dicho y que ahora todo el mundo lo sepa e intente ayudarme cuando yo quiero seguir siendo más delgada.
  • Ojalá nunca me hubiera metido en esto.

No soy una persona que se arrepiente de lo que hace. Ni de lo que siente. Ni nada por el estilo. Normalmente me limito a pensar que las cosas pudieron suceder de otra manera.

Pero no puedo con todo esto. Hay ciertas cosas de las que es imposible no arrepentirse.

martes, 17 de agosto de 2010

no importa la cantidad, sino la calidad.

Muchas gracias a todos los que me siguen, que sé que aunque seais pocos, estais ahí. Nunca pensé que alguien llegaría a escucharme. Gracias.

Una larga espera...

Llevo mucho tiempo sin escribir. Tampoco es que tenga la oportunidad. Mis padres me vigilan constantemente. Creen que eso de que esté obsesionada con el peso es porque paso "demasiado tiempo sola". Y no me dejan respirar. Ahora ambos trabajan, y aprovecho para liberarme un poco.
Ya como cuatro comidas al día. Hacía tiempo que no desayunaba. Normalmente lo que hacía era morirme de hambre hasta la hora de la merienda. Y en ese momento, sin poder controlarme, todos los días llegaba el atracón. Y después el vómito. Me han dado unas pastillas que supuestamente me ayudan a controlar la ansiedad y la depresión. Porque técnicamente, todo es el resultado de años de nervios e infelicidad acumulados que han estallado después de tanto tiempo. Yo no lo creo así. He engordado muchísimo, y me desprecio más todavía que antes. Supongo que no puedo echarme atrás: se lo revelé a mis padres y aquí están las consecuencias. Pero siempre está una parte de mí activa tranquilizandome con cosas como que en cuanto empiece de nuevo el curso y el ritmo de vida vuelva a ser más elevado, perderé peso; o cuando todo el mundo se olvide de mi problema y me den por "curada" (y lo pongo entre comillas porque, aunque sé que no debería ser así, no considero una enfermedad lo que me pasa) volveré a reiniciar esto y a perder de nuevo kilos. Antes quería librarme de estos pensamientos, pero es que hay una parte de mí descontenta con mi cuerpo, y me es imposible ignorarla. Y es UNA PARTE DE MÍ. Y por el mero hecho de que me pertenece, me cuesta desprenderme de ello. No quiero que me arranquen un pedazo de mi mente por muy "defectuoso" que sea. Porque es mi mente, y yo la quiero al completo. Porque todo eso que los demás ven como una "enfermedad" soy yo. Y me parece que tengo derecho a adelgazar si me apetece hacerlo. Porque nunca haré lo que quiero si no pierdo peso. ¿Quién sabe? A lo mejor un día me encuentro a gusto con mi cuerpo y vuelvo a la infancia, cuando no me importaba si yo misma pesaba el triple que alguien, porque la imagen no era importante, ni para mí, ni para nadie. En mi opinión, merece la pena intentarlo, porque si no lucho por ello, nunca descubriré lo que puede llegar a suceder.

A veces siento que en cuanto pasen varios días yendo al hospital y poco a poco vaya asumiendo el problema, me recuperaré. Pero eso no suele pasar. Normalmente pienso que nunca volveré a ser la misma.