Going shopping.

Me he ido hoy a comprar ropa porque no tenía más que un pantalón que me quedara bien. Y la verdad es que he observado unas cosas.
La primera es que estaba buscando yo unos vaqueros y de repente veo algo sorprendente. Un pantalón FINÍSIMO por el que no cabía ni mi brazo. Miré la talla y descubrí que era una 40.
Una 40...????????? WTF??????? Eso no era una 40 NI DE COÑA. Eso era una 32. Solamente a un esqueleto de una modelo (y digo modelo porque son muy altas y se debían tener una piernas largas para entrar allí) le hubiera quedado bien.
La moda fomenta la anorexia. Yo la verdad es que me pasé dos semanas deprimida por culpa de unos pantalones de la 34 en los que no pude caber. Y me hubiera pasado más si encima en la etiqueta pusiera "40" en lugar de "34".

Por otro lado, Zara es una marca española, y no se ajusta al cuerpo de las mujeres españolas. Nosotras tenemos un tipito de caderas anchas y piernas no muy largas, y al intentar EMBUTIRNOS en un pantalón de Zara, las piernas no pueden moverse y nos sobra de culo. Una vez leí algo parecido en algún blog, pero hoy he comprobado que decía la razón con mis propios ojos.
La moda nos hace odiar nuestro cuerpo, desear tener más pecho, más culo, menos muslos, menos tripa.

A mí no me gusta hablar de ideales de belleza. Unos hablan de Keira Knightley (la chica de Piratas del Caribe) y otros hablan de Marilyn Monroe. Pero la verdad es que yo no soy 90-60-90 ni un saco de huesos. ¿Dónde hemos quedado las personas normales??? ¿Dónde hemos quedado las rellenitas, las planas, o las no-tan-delgadas???

Yo, personalmente, creo que todos somos exactamente como deberíamos ser. Que lo aceptemos o no es diferente.
Pero supongo que me he dado cuenta un poquito tarde.

Ayer empecé a discutir con la hermana de mi novio OTRA VEZ. La verdad es que lo he pasado realmente mal por ello, me he pasado la mañana llorando, pero luego me he dado cuenta de una cosa.

Hay personas que no se abren a los demás, personas que no es que no puedan entendernos, es que NI LO INTENTAN. Esas son las que no merecen la pena. Cada vez que me encuentro con alguna de ellas, siempre pienso en aquel estúpido. Aquel que me insultaba continuamente, me acuerdo de él y de las sílabas GOR-DA no debieron salir nunca de su boca.

Mirad, sé que es complicado. Muy complicado. Pero hay gente a la que no hay que escuchar. Hay gente que habla para hacerte daño solamente. El mundo está infestado de este tipo de sujetos, pero no merece la pena hacerles caso. Las personas confunden, insultan, odian, lloran. Pero la mitad no sabe por qué lo hace.
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He sacado unas conclusiones después de vomitar, gritar, desesperarme, cortarme, arañarme, maltratarme, abofetearme, ayunar, aislarme, morir y renacer.

1. Solamente he de mirar el espejo cuando sea realmente necesario.


2. Cada vez que piense en comida o en lo gorda que estoy, pensaré en la gente que se muere de hambre, y lucharé contra esto, porque es todo una obsesión ridícula teniendo en cuenta que algunos matarían por lo que estoy comiendo.


3. Ser un esqueleto NO es bonito, pesar 40 kilos no es bonito. Es enfermizo. Así que se me tiene que quitar la tontería. Con mis ahora 55 más o menos (hace mucho que ni miro un peso) puedo ser igual O MÁS feliz que antes.

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El dolor no podemos evitarlo una vez que es demasiado tarde. Pero siempre podemos aprender de él y rectificar en el futuro.

No sé qué escribir hoy.

Pero siento que debo hacerlo. Hoy me he acordado especialmente de la anorexia, porque he encontrado una canción que va sobre ella, y me he sentido muy identificada, así que me he metido en Youtube a buscar más que se le parezcan... y se me ha ido la tarde en ello.

Añoro esos tiempos en los que adelgazaba. No porque estuviera más flaca (lo que es cierto, y de hecho, odio estar así de "gorda") sino porque esto aún no parecía tan grave. Este era mi juego en el que yo escondía comida. El juego en el que yo buscaba tontamente cosas sobre anorexia o bulimia en internet. El juego en el que yo vomitaba todas las noches a escondidas. El juego en el que más de la mitad de las calorías del dia se centraban en mi merienda y el delicioso pan que chorreaba nocilla que engullía.
En ese juego mi corazón no se estaba parando.En ese juego yo no lloraba todos días. En ese juego yo no tomaba pastillas. Ni anxiolíticos. En ese juego no estaba enferma.
Yo era más ingenua, más inocente, y de una forma u otra, más feliz. Quizá por no saber qué ocurría exactamente.

Pero la anorexia no es un juego, supongo.
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No sé si lo he anunciado por alguna entrada, pero creo que no. Aún así, si alguien quiere mi correo, es theprincessiscrying@hotmail.com . No estoy segura de poder ayudar, pero me gustaría intentarlo.
Últimamente es lo que más me motiva. Que os los digan las treinta cajas de Pastillas contra el dolor ajeno que hay en mi habitación.

Nadie es más listo que el hambre.

Me pasa algo extraño ahora con la comida. No la aborrezco. Al contrario. Estoy orgullosa de poder comerla. Es irónico, pero ahora me siento culpable SI DEJO COMIDA EN EL PLATO. Me siento afortunada de estar en un lugar lo bastante desarrollado como para que me puedan dar de comer 4 veces al día. Hay gente que no tiene esa suerte.

Veréis como no hace falta ir muy lejos. Estas son 4 de las primeras imágenes que se encuentran en Google Imágenes si pones "hambre".

Son impactantes. Y eso que no me he puesto a buscar en exceso. Porque si lo hiciera, probablemente encontraría cosas terroríficas.

Estoy en contra de esto. Es algo inhumano torturar a una persona sin comer. Es algo inhumano que nosotras estemos aquí vomitando mientras ellos no saben qué llevarse a la boca. Y me incluso en el término porque, aunque yo ya no sea bulímica, lo he sido. Y en ese momento no me paraba a pensar en la gente que muere de inanición.

No sé quién llega a este blog, pero por si acaso lee esto alguien con anorexia o bulimia, me gustaría que lo meditaran. Sé que no va a influir en nada, pero por intentarlo, no se pierde nada. Hay muchísima gente que no puede comer. Y lo quieren con todas sus fuerzas.

Porque la comida no es mala. No es nuestra enemiga. Es algo que, para bien o para mal, necesitamos para existir. Hasta las células más pequeñas tienen que alimentarse de algo. La comida no tiene la culpa de nada, y no hay que odiarla por ello. El problema es el insecto que se nos ha metido en el cerebro. Es contra eso contra lo que hay que combatir.

Daría la vida por ser uno de esos niños. Siento que, con esta enfermedad, no aprovecho mi suerte, y que quizá alguno de ellos hubiera sido capaz de hacer las cosas mejor. Pero no se puede. Así que intentaré rectificar lo mejor posible. Porque el error ya está cometido.

Pero nosotras tenemos goma de borrar.