Ayer empecé a discutir con la hermana de mi novio OTRA VEZ. La verdad es que lo he pasado realmente mal por ello, me he pasado la mañana llorando, pero luego me he dado cuenta de una cosa.

Hay personas que no se abren a los demás, personas que no es que no puedan entendernos, es que NI LO INTENTAN. Esas son las que no merecen la pena. Cada vez que me encuentro con alguna de ellas, siempre pienso en aquel estúpido. Aquel que me insultaba continuamente, me acuerdo de él y de las sílabas GOR-DA no debieron salir nunca de su boca.

Mirad, sé que es complicado. Muy complicado. Pero hay gente a la que no hay que escuchar. Hay gente que habla para hacerte daño solamente. El mundo está infestado de este tipo de sujetos, pero no merece la pena hacerles caso. Las personas confunden, insultan, odian, lloran. Pero la mitad no sabe por qué lo hace.
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He sacado unas conclusiones después de vomitar, gritar, desesperarme, cortarme, arañarme, maltratarme, abofetearme, ayunar, aislarme, morir y renacer.

1. Solamente he de mirar el espejo cuando sea realmente necesario.


2. Cada vez que piense en comida o en lo gorda que estoy, pensaré en la gente que se muere de hambre, y lucharé contra esto, porque es todo una obsesión ridícula teniendo en cuenta que algunos matarían por lo que estoy comiendo.


3. Ser un esqueleto NO es bonito, pesar 40 kilos no es bonito. Es enfermizo. Así que se me tiene que quitar la tontería. Con mis ahora 55 más o menos (hace mucho que ni miro un peso) puedo ser igual O MÁS feliz que antes.

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El dolor no podemos evitarlo una vez que es demasiado tarde. Pero siempre podemos aprender de él y rectificar en el futuro.