Lo he vuelto a hacer. Ha sido por mi culpa, por mi culpa, por mi culpa. Siempre es todo por mi culpa. Todo es por mi culpa. Todos piensan que hago siempre lo que me da la gana cuando lo hago lo mejor posible. Pero no puedo hacerlo mejor. Y yo tengo la culpa de ser una perdedora, una inútil.
Ha sido tener un momento tenso con la hermana de mi novio (sí, esa idiota de la otra vez, pero vive en su casa y tengo que soportarla) y discutir con él. Ha sido entrar en mi habitación y verlo.
Allá, escondido entre los lápices. De color naranja brillante y un brillo metálico. Mi cúter comprado por ochenta y siete céntimos después de que mi novio me escondiera el mío.
Si tuviera ojos, me estarían mirando; si tuviera boca, me estaría sonriendo.
Así que lo he cogido y he dibujado líneas en mi brazo. No ha sido muy profundo, pero he sentido una mezcla entre placer y sufrimiento que me es muy familiar.
Huele al dulce dolor de autolesiones.
_______________________________________
Creo que hay momentos para estar tristes y momentos para ser felices.
Creo que cuando estamos mal debemos echarlo todo para fuera (ojo, con moderación y de la manera correcta) y cuando estamos bien disfrutarlo lo máximo posible.
Creo que sin felicidad no existiría la tristeza. Pero sin tristeza tampoco existiría la felicidad.
Creo que todas las cosas tienen un motivo, pero no siempre es lógico.
Creo que merecemos ser felices.
Creo que vamos a conseguirlo.