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No quiero que nadie confunda esto con muchos de los otros blogs que hay que invitan a que uno quiera ser anoréxico o bulímico. Yo solo intento contar lo que no he podido contarle a nadie. Todo el mundo te juzga hagas lo que hagas, y preferiría poder desahogarme en un lugar donde pudiera ser yo misma sin necesidad de temer a cambio unos comentarios críticos del resto de la gente.
No creo que yo sea capaz de atraer a alguien al mundo de Ana y Mia, pero en el caso de que suceda, lo lamento, pues no era mi intención. Solo intento demostrar que esto puede parecer atractivo para gente descontenta con su cuerpo visto desde un punto de vista externo, pero si lo vives en primera persona, las cosas cambian.

No dejes que se apodere de ti.

No dejes que se apodere de ti.
Tú vales más que una imagen.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Paradojas.



Sobre estas enfermedades que tanto nos comen la cabeza a los jóvenes hoy en día:
Cada vez hay más casos de anorexia, bulimia y obesidad. En algunos casos, esta última puede ser el comienzo de las primeras. Supongo que esa no es ninguna nueva, pero creo que es importante no olvidarlo.
La obesidad no es mi fuerte: a pesar de haberme visto bastante gordita, nunca creo haberla padecido. Tampoco me he informado sobre ella en exceso, como hice con la anorexia y la bulimia (esto me sirvió bastante en los exámenes de biología, para qué negarlo, pero no era más que parte de mi obsesión). Sin embargo, también es una enfermedad que tiene que ver con el peso y los alimentos, por eso la incluyo.

Si cada vez hay más obesidad y más anorexia, se puede sacar una conclusión: los hábitos alimenticios han cambiado a peor. Las dietas (y hablo de dietas, no de régimenes) son más insanas, menos equilibradas y perjudican nuestra salud, tanto en un extremo (exceso de comida) como en el otro (falta de comida).

Cada vez hay modelos más delgadas en televisión (por favor, miren una pasarela de moda y nos ponemos a hablar. No quiero ofender a las modelos, porque ellas se dedican a eso, pero en mi opinión, poseen un aspecto triste y escuálido) que nos hacen comernos la cabeza. Cada vez hay más puestos de comida rápida, sustancias extrañas en nuestros alimentos (para inflar la carne, o para permitir que se conserven mejor). Sinceramente, no me extraña que la obesidad y la anorexia sean cada vez más abundantes si cada vez hay más cosas que incitan a ellas.

Y como parece ser que los millonarios diseñadores de ropa que deciden vestir esqueletos con sus extraños trajes y las poderosas empresas de comida para nada sana no se preocupan por nuestra salud, tendremos que hacerlo nosotros.



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